Esta es la historia de una mujer que vivió un momento angustiante.
Madre de dos pequeños, su hijo mayor tiene siete años y el pequeño tan solo nueve meses. Cuando su bebé tenía apenas cinco meses le pasó un terrible accidente, resbaló de sus brazos y cayó un piso abajo, sobrevivió sin secuelas, pero la culpa y el dolor que cargaba eran tan grandes que afectaban significativamente su vida.
“Quiero una cita con una psicóloga mamá y mexicana”
Cuando llamó para pedir la cita quiso asegurarse de que fuera completamente comprendida, cosa que sintió desde la primera sesión… En aquellos días mi bebé tenía alrededor de cuatro meses, por lo que atendía con él en los brazos, le conté que cuando recibí a mi primer hijo no quería que fuera tan demandante porque quería continuar con estudios y tener una vida de pareja como la que habíamos tenido antes, pero mi cuerpo había cambiado y esa expectativa de vida ideal impedía que fuera la feliz madre de mi pequeño. Le expliqué que es común que al tener un bebé nuestro mundo se desorganice, acomodar la vida para mantenernos dispuestas para satisfacer las necesidades de otro ser es muy agotador.
Ella sintió la conexión y comenzamos la intervención.
Entre llanto ahogado murmuró que a veces sentía que no deseaba que su bebé hubiera nacido y le dije que la mayoría pasamos por eso, pero que se debe a que tenemos miedo de fracasar como madres porque además la expectativa moral de las mujeres es muy alta. Cuando pudo respirar, volteó ver a mi bebé y recordó a su criatura, y fue entonces cuando sintió una inmensa ternura y un amor incondicional. Me comenzó a hablar de la sonrisa mágica que tiene, de sus grandes y curiosos ojos y entonces le dije que hacía un gran trabajo al ser la mamá de su pequeño, que no debía tener miedo. Suspiró y sonrío, el tiempo había terminado.
Las siguientes sesiones hablamos de que ser la madre que tu hijo necesita es algo que está de forma natural en ti y así fue como exploramos y descubrimos ese sentido materno que habitaba en ella. También tocar el tema de cómo es la relación que tiene con su esposo la llevó a darse a cuenta de que lo ve como su compañero de vida, por lo que ayudó a que dejara de lado esa necesidad que sentía de querer cumplir con las expectativas sobre ser perfecta para los demás. Fue impactante la fuerza que resurgió de su ser.
Hoy nuestras sesiones son picnics con nuestros hijos toddlers, entre galletas Marías, juguetes y vasos entrenadores. Hablamos de sus hijos, de su trabajo, de su esposo, de sus miedos y de lo hermosa que es su vida actual. El alta está a la vuelta de la esquina, solo es esperar a que suelte esas pocas culpas que aún carga, sé que pronto lo logrará.
Después de sanar mi propia maternidad, decidí que todas las madres tenemos derecho a ser imperfectas para todos y perfectas para nuestros hijos, por lo menos es un derecho que me doy y que al transmitírselo a esta bella mujer cambió su vida y hoy vive la maternidad desde el amor incondicional, de tal forma que su rostro brilla.
Atrévete a exponer esos miedos y pensamientos terribles, lo peor que puede pasar es que se vayan.
Agenda tu cita hoy.
A veces se tarda uno en pedir ayuda con un profesional, he escuchado que ir a terapia, se puede ahorrar hablando con alguien, pero eso no es cierto (la mayoría, sino es que todas las veces) porque necesitamos la perspectiva de un completo desconocido que gracias a sus conocimientos, tiene las herramientas, las piezas de nuestro propio rompecabezas que estando frente a nosotros ojos, no podemos armar. A veces en secreto o por hacernos los fuertes, no decimos sentir que vivimos un infierno, y nuestra alma para sanarse, necesita la presencia de esa persona que no titubèe, que te enseñe tus errores tus aciertos de una manera acertiva, que te encamine hacia todos merecemos: a la felicidad y sobre todo a la paz; para mí sin duda, es la ”bruja sensei” , con todo respeto y cariño. Gracias por este espacio Ana!
Hermosas historias que se entrelazaron.
Muy cierto lo que se comenta acerca de las expectativas de una mamá primeriza.
Gracias por abrir el panorama.