Les contaremos la historia de un hombre maduro, empresario que tiene una sabiduría particular y un éxito personal grande, sin embargo, ha pasado por muchas cosas. A pesar de todos sus éxitos y satisfacciones sufre mucho por sus hijos ya adultos, sobre todo por una hija que hace años falleció de forma violenta.
“Ha llegado la hora de sanar”
Fue su esposa quien decidió comunicarse con nosotros, me explicó brevemente la situación y antes de terminar la llamada ya había solicitado que le asignara una cita, me expresó que le había transmitido cierta confianza para saber que aquí era dónde se le brindaría la ayuda que su esposo necesitaba.
El día de la primera sesión había llegado. “Siento mucho dolor, a menudo siento pesar y tengo pensamientos negativos acerca de la vida. A veces me quedo divagando en mis pensamientos y tengo recuerdos muy dolorosos, sobre todo me angustia no haber salvado la vida de mi hija”, esas fueron de sus primeras palabras, a lo que yo le expliqué que era necesario que comprendiera que los hijos son autónomos y que necesitan tomar sus propias decisiones, a pesar de que nosotros no estemos de acuerdo, ya que, al soltarles esa responsabilidad ellos son capaces de hacer su vida con confianza y en este caso correspondía aceptar la muerte por más doloroso que fuese.
Durante las siguientes sesiones nos enfocamos en trabajar la comprensión de las emociones, principalmente en para qué sirve la tristeza y lo importante que es dejar fluir. Le ayudé a asumir su sabiduría y fue entonces cuando él comenzó a ver su actual vida de una manera distinta, me empezó a hablar de sus hijos, de su empresa, de su esposa y cada sesión me comentaba que algo había sembrado en él que le hacía sentir más seguro.
Hasta que un día pudimos hablar sin tapujos sobre la muerte de su hija y platicamos con ella por medio del corazón en una dinámica de hipnoterapia, se despidió de ella aceptando su decisión, esa paz que sintió aún lo acompaña.
A la siguiente sesión me dijo que estaba listo para comenzar a trabajar menos, ser menos indispensable y dejar a sus hijos que se encargaran del negocio. Algo cambió en él y ahora su vida es más plena, sus hijos adultos son más responsables y su esposa está feliz de reencontrarse con su esposo.
Atreverse a comprender el dolor es vital para dejarlo ir, para dejarlo fluir.
Déjame acompañarte para que juntos hagamos que tu vida sea más plena y feliz.
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