Ella tiene dos años de tener una relación de tipo formal con alguien que fue su amigo. La relación inicio de forma casual, casi sin querer, pero de pronto un día ya estaban juntos y sentían que no podían estar el uno sin el otro.
Han tenido muchos problemas por el carácter de ambos, ella es muy enojona y él es muy sensible; con el trabajo él es muy obsesivo y ella prefiere disfrutar antes de presionarse. Al principio casi no ha habido problemas, pero últimamente discuten de todo al grado de terminar dos veces por semana.
Cuando ella habla para pedir informes, pregunta por la terapia de pareja y al indagar un poco identifiqué que la terapia individual era la mejor opción, debido a que la relación era de noviazgo no formal.
Llegó a la sesión diciendo «no sé quien es el del problema, él o yo. Yo creo que los dos un poco, pero él insiste en que no estoy bien y también mis amigos y familiares me han dicho que necesito cambiar. Entonces por eso decidí venir porque todos dicen que necesito ayuda».
Le comenté que con la pareja la situación era la de un espejo, que nuestro nivel de madurez y desarrollo emocional es lo que vamos a proyectar en el otro, en otras palabras lo semejante atrae a lo semejante.
Y comenzamos a trabajar en que ella se afirme, que se escuche, que se considere, que sea compasiva y que ponga metas que sean suyas.
Al momento en que comenzó a cambiar la relación con ella, su novio y ella estuvieron más estables y listos para hacer un compromiso.
Cuando busquemos respuestas afuera, lo más seguro es que estén adentro.
En la terapia psicológica te enseñamos a escuchar tu voz.
¡Cambia tu vida, se tú mismo!