Les contaremos la historia de un reconocido doctor, hombre generoso y honrado, hijo ejemplar, amigo divertido y confiable, padre amoroso y responsable que, a pesar de una dolorosa separación, luchó incansablemente por criar a su hija por sí mismo. En resumen, un buen hombre, título que un día le pesó tanto que explotó.
«Ya no quiero ser bueno, no me importa ya nada, estoy harto de no ser feliz.»
Nadie se imaginaba que atrás de ese hombre alegre, carismático y responsable hubiese infelicidad y mucho menos un actuar impulsivo, dejándolo todo por algunos días y sin avisar de su paradero.
“Necesito ayuda”
Después de dos días de pensar, la respuesta seguía siendo «no soy feliz» y repasaba constantemente lo que quería y le hacía falta:
“Quiero una pareja”
“Quiero que mi hija sea más responsable”
“Quiero que mis padres sean más independientes”
“Quiero ser feliz”
Ahora lo tenía claro, había encontrado un motivo y una dirección, por lo que recibí la llamada solicitando informes y sin dudarlo comenzamos el tratamiento.
“Estoy ansioso y muy deprimido”, así inició la sesión y luego describió ese caldo de cultivo para la infelicidad: cumplir con todo menos con uno mismo.
Las primeras sesiones trabajamos la ansiedad y establecimos estrategias sencillas de solución y tomas de conciencia de su “yo” verdadero. La ansiedad disminuyó significativamente en dos semanas y en cuatro semanas ya comprendía su situación.
La segunda parte del proceso fue conocerse y analizar a dónde voy y a dónde quiero llegar. Usamos fotos, regresiones, vivencias a través de hipnoterapia, hasta que descubrió sus patrones de vida y logramos ubicar qué era lo que lo hacía verdaderamente feliz.
Luego sanamos la percepción que tenía de las mujeres y establecimos un perfil de compañera y, al reconocer y sanar, estuvo listo para avanzar.
“Ser agradecido con lo que tengo, cuidar de mis posesiones y dar mantenimiento, hacer las cosas porque quiero, en lugar de hacerlo porque debo. Confiar que los demás pueden cargar su propia mochila de responsabilidad ellos solos y no intervenir para rescatar a otros, ser menos indispensable y más amoroso.”
A los cuatro meses ya tenía novia y vive más feliz que nunca, hoy respira la libertad del compromiso personal y su sonrisa es auténtica, sigue siendo un buen hombre, pero ahora es sincero al serlo y eso se nota.
Actualmente continua con sesiones de seguimiento mensual y cada vez está más cerca de recibir el alta de su tratamiento, sólo espero que esté listo para dar un paso más hacia el compromiso formal de su relación de pareja, después de todo, es su primera novia seria.
Conócete a ti mismo y cuida de ti, dile adiós a toda esa carga innecesaria.
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